Pertrechados con papel cuadriculado, lápices, bolígrafos de colores, cinta métrica y el inestimable láser, nos adentramos en aquel edificio para realizar el levantamiento del plano. Mientras uno hacía fotos, la compañera iba dibujando un croquis a mano alzada y a continuación tomábamos medidas a toda velocidad para pasar a la siguiente dependencia. En ocasiones, apostillaba -No...., falta triangular en dos puntos más, sino luego no cuadrará-. Así fuimos pasando de un compartimento a otro...
El cliente se había acercado al estudio unos días antes, era un hombre de mediana edad, piel oscura, de origen asiático, que apenas hablaba castellano. Son esas personas que suscitan inquietud.. Llevaba un manojo de documentos para obtener la apertura de su nuevo negocio situado en un edificio que ocupaba una amplia manzana de varias alturas construidas.
El tiempo pasaba en aquel edificio que parecía no tener fin...Habíamos pateado multitud de departamentos...La gente que se movía por allí cada vez era mas oscura, y su idioma desconocido. Y poco a poco dejamos de ver personas. En teoría, debíamos haber regresado ya al punto de origen, pero no alcanzábamos a ver el final.
De repente empezamos a percatarnos de la cantidad de hojas escritas... la libreta nunca se acababa, por más que intentáramos agarrar suavemente con el dedo la ultima pagina, siempre quedaba una hoja en blanco esperando a ser rayada, .... Continuábamos caminando agotados, disparando medidas con el láser y anotando con desgana, como autómatas con las baterías casi vacías...Las dependencias se seguían, una detrás de otra... Se había perdido la cobertura de los móviles, el tiempo parecía haberse estancado...Una extraña sensación empezaba a invadir nuestros cuerpos. Nos miramos, y ambos tuvimos el mismo pensamiento...
"Estábamos en el edificio infinito, realizando un plano que nunca tendría fin, la pesadilla de cualquier estudio de ingeniería...."

(Dedicado con cariño a todos aquellos técnicos que a veces nos cuesta terminar un plano...)