En el despacho hemos recibido un curioso encargo, vamos a realizar un proyecto fantasma, y digo fantasma porque se trata de una obra que nunca se va a realizar, y no porque ya este hecha, sino porque se trata de demoler unos tabiques que jamas existieron. Os explico la paradoja.
Hace unos meses recibimos en el estudio el encargo de un proyecto de apertura de un amplio local comercial, nos pusimos manos a la obra y como requisito previo le solicitamos al  titular el ultimo recibo del ibi, pero nos enviaron tres con tres referencias catastrales, a pesar de que el bajo había sido todo uno desde siempre, según nos indicaron el propietario y el titular. No le dimos mayor importancia y adjuntamos toda la documentación a la administración. En el local no se hicieron obras pues ya estaba acondicionado, cual sería nuestra sorpresa cuando el ayuntamiento nos exigía una licencia de obras por la unión de tres locales que siempre estuvieron unidos. Intento frustrado de explicarlo al técnico de la administración, respuesta: "si no se hizo la separación se debería de haber hecho, alguien no hizo su trabajo..."
Así que nos toca hacer un proyecto para demoler dos paredes que nunca existieron ni existirán....Cosas de la burocracia....
Pero lo mas curioso es que el constructor que debía hacer estas separaciones y no las hizo, tendría que pasar una inspección de un funcionario municipal y por las fechas en que estamos, se me ocurre que tal vez, lo esperaría con una buena cesta navideña que debió nublarle los ojos, tanto que ni siquiera le echo un vistazo a los bajos comerciales del edificio...